Queridos amigos

Empiezo por comentar que en este mes de febrero me atrapó el viaje que hiciera por unos pocos días a los USA.

Todo esto tuvo su inicio con la llegada a mi casa, en Cumbayá, de mis dos hijas el pasado mes de diciembre. Andrea (25) vino procedente del Massachusetts Institute of Technology (Cambridge), en donde se encuentra realizando un Masterado en Planificación Urbana. María Fernanda (20) en cambio vino desde la Universidad San Andrés (Buenos Aires), en donde actualmente cursa su tercer año en Comunicación.

El hecho es que pasamos la Navidad en familia e igualmente celebramos mi cumpleaños, el 5 de enero último, conjuntamente con mis dos hijas y Jacquie, mi esposa. En la noche, después de la cena, recibí como regalo un boleto para viajar a los USA.

Sí, tuve que arribar en esta temporada fría, aprovechando de un viaje de trabajo que Jacquie debió realizar a principios de este febrero al Canadá. La idea fue encontrarnos primero en Nueva York, en casa de una queridísima amiga llamada Nicole Gerdes. Con ocasión de esta visita recorrimos algo de Nueva York, ciudad a la que retornaba después de unos 7 años. Durante este encuentro del pasado 9 de febrero visitamos, entre otros lugares, el museo Guggenheim. En este había las piezas de su colección permanente y también se mostraba una faceta como fotógrafo del artista Isamu Noguchi.

Los días en Nueva York, tanto a mi arribo como a mi retorno, estuvieron benévolos. No así en Cambridge y en Boston, ciudades en las corrían ráfagas de viento helado. En todo caso, en estos gélidos lugares pude visitar el M.I.T., así como también la universidad de Harvard, instituciones en la que Andrea realiza sus estudios.

Realmente pasamos unos días inolvidables en Cambridge, Boston y en Nueva York. Gocé de este viaje, pese al frío que entraba hasta por los poros de la piel. En todo caso, sé que en la memoria se ha de sedimentar tan solo las múltiples imágenes vistas y la experiencia compartida.

Antes de mi retorno a casa, el miércoles 18, tuve la oportunidad de visitar en la gran metrópoli al cineasta Diego Araujo, a su esposa Ana Luisa y a su hijo Mateo. Y, claro, esta fue una grandiosa oportunidad para pasear por uno de los museos más emblemáticos de este país. Me refiero a las nuevas instalaciones del MOMA.

En este bello museo de 4 pisos pude refrescar la mirada contemplando muchas obras catalogadas como hitos estéticos del siglo XX. Por cierto que en las salas de exposiciones temporales también había obra de artistas que están vigentes actualmente. Ese es el caso, por ejemplo, de la artista africana Marlene Dumas.

Pero unos minutos antes de mi llegada al MOMA me detuve, de manera sorpresiva, en un edificio para contemplar un inmenso mural de Thomas Benton. Una vez en el museo pude deleitarme observando 6 o 7 obras importantes de su aclamado alumno Jackson Pollock. Al igual de lo que hice con las pinturas de este artista, pasé mi mirada por los Picassos, Matisses, Miros; por los latinoamericanos: Ribera, Orozco, Khalo, Reverón. Por cierto, también por los norteamericanos de la misma generación de Pollock, y por la de otros posteriores a este genial artista.

Fueron 4 pisos de arte y un jardín de esculturas lo que pudimos recorrer, palmo a palmo, con Andrea el pasado 17 de febrero.

En realidad fue una agenda harto ajetreada la que tuve en los USA. Ahí les envío unas fotos para ilustrar lo dicho y ya les estaré contactando, para mostrarles las piezas que ahora estoy trabajando.

Afectuosamente,

Miguel